GRIFOS ELECTRONICOS PARA AHORRAR AGUA
Si en otro artículo hablamos de la utilidad de los grifos monomando, hoy queremos centrarnos en los grifos electrónicos. Estos grifos funcionan gracias a un sensor ubicado en los mismos, que detectan la presencia de un objeto bajo ellos y que hacen que circule el agua. Obviamente, la principal ventaja que tiene este tipo de grifería es el ahorro de agua. Solo funcionarán si el sensor detecta un objeto y nunca estará abierto si no es necesario.
En un principio, este tipo de grifos se idearon para baños con un uso muy elevado, como los de los hospitales u hoteles, pero poco a poco se va incorporando al equipamiento de los baños domésticos. Se pueden instalar tanto en los lavabos como en bidés, aunque también hay modelos pensados para las duchas, así como en las cocinas.
En el caso de la ducha, el grifo se activa cuando detecta un cuerpo a una distancia mínima determinada. Estos grifos están preparados para ser regulados y mezclar el agua fría y caliente a través de una válvula termoestática o palanca, al igual que el caudal que sale del mismo.
Normalmente funcionan con pilas alcalinas, que duran bastante tiempo y que permiten que funcione el sensor que activa y desactiva el agua. Otros modelos más sofisticados necesitan de corriente eléctrica directa. Las pilas suelen estar situadas en una caja situada cerca del grifo, accesible pero discreta, para que se puedan cambiar con facilidad.
El ahorro de agua se puede cifrar, según algunos estudios, hasta el 50% respecto a otros tipos de grifería. Además, son grifos más higiénicos que los de otros tipos, ya que permite su uso sin necesidad de manipularlo, por que se ensucian menos y son más prácticos. Además, pueden desconectarse si se ha de limpiar el lavabo, por ejemplo, para que no tiren agua durante la limpieza.
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