LOS ESPEJOS, LA LUZ NATURAL DEL HOGAR

Los espejos son una de las grandes bazas con las que contamos para dar más luminosidad a las estancias de nuestra casa. Un espejo puede resultar un complemento ideal para crear un espacio con más luz, además de aportar una sensación de amplitud. Los espejos reflejan la luz natural desde las ventanas, creando una sensación de confort y comodidad que difícilmente se puede lograr de otra manera.

Cualquier habitación de la casa es adecuada para colocar uno o varios espejos, aunque no sería recomendable tener uno en la cocina, más que nada, por temas prácticos. Sería un espejo permanentemente sucio y no tiene mucha razón de ser en esta estancia. Pero en el resto… ¿por qué no?

Un espejo bien colocado en un pasillo puede evitar que este cause la sensación de que es un lugar estrecho y oscuro, mientras que en el salón puede aportar una luz extra que además aporte una percepción de que tiene más superficie y resulte más acogedor.

Un espejo debe de estar cerca de una fuente de luz natural, ya que puede reflejar esta e iluminar la estancia sin necesidad de encender las lámparas durante más horas al cabo del día. La luz natural es más cálida y más agradable que la artificial, así que es aconsejable tener cuanta más luz natural, mejor.

Los espejos pueden combinarse con colores claros para aumentar la sensación de amplitud y espacio. Con la combinación de estos colores se puede crear un diseño que nos permita sentirnos más cómodos en nuestro hogar. La elección de los espejos, su ubicación y el tipo de diseño debe de estar coordinado con el resto del diseño del hogar, los colores de paredes y techo y los azulejos del suelo.

Siguiendo una línea decorativa, se puede conseguir un espacio personal muy agradable y homogéneo, que siempre contará con luz natural y aportará calidez a nuestro hogar.